A la puerta de la clínica se dirigieron el padre y la novia de Simoncelli. A ella no la dejaron pasar, sí a él. En el 'paddock' se sucedían los rumores sobre el estado del italiano. El pesimismo crecía a medida que pasaban los minutos.
No había noticias desde el recinto sanitario donde atendían a Simoncelli pero sí imágenes en directo. Paolo, su padre, salía de la clínica con las manos en la cabeza; Fausto Gresini, su 'jefe', casi no era capaz de mantenerse en pie.
El corazón del bravo piloto no latía. Según declararon después los médicos que le atendieron, el italiano "entró en parada cardiorrespiratoria como consecuencia del fuerte impacto que recibió en la cabeza, cuello y pecho, por lo que se procedió a su intubación y a la realización de maniobras de recuperación durante más de 45 minutos, pero todas ellas resultaron vanas y a las 16.56 (10.56 hora española) se declaró oficialmente muerto al piloto".
Fué un chico polémico ya que tuvo problemas con varios pilotos pero jamás se imaginaría algo tan horrible para alguien tan joven y con tanta vida por delante.
Un piloto único. Marco Simoncelli DESCANSA EN PAZ.
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